Muchos
niños se enfrentan a este problema y los padres se tienen que enfrentar a él
tarde o temprano ya que hay un momento en la vida escolar del niño que ocurre
esto. La clave de este problema es detectarlo y saber si en realidad se trata
de un problema o de algo temporal, provocado por algún acontecimiento
específico, como por ejemplo que un niño quiera llamar la atención de sus
padres.
La
pregunta que debemos hacernos (tanto padres como docentes, futuros docentes, en
mi caso) es ¿por qué no quiere estudiar?, que es lo que está ocurriendo para que
el niño se niegue a hacerlo, se niegue a ir a la escuela, a hacer los deberes…
Todo esto debe ser analizado tanto por profesores como por los propios padres.
También deben ser evaluados los implicados en el proceso del niño: padres,
maestros y compañeros, ya que estos juegan un papel muy importante en el niño
el cual es el principal actor de este papel.
Primero
se deben destacar que no haya problemas fisiológicos, visuales, auditivos y/o
cognitivos. Si es necesario se visitará al especialista para descartar o
confirmar algún problema y si fuera preciso llevarse a cabo un tratamiento
adecuado.
Si
se ha descartados que exista un problema entonces lo siguiente es analizar sus
hábitos de estudio, ¿Cómo lo hace? ¿Dónde? ¿Con quién?. Un elemento importante
que quiero destacar es que el hábito de estudio se aprende y se puede adquirir
por ello aquí jugaría un papel importante los padres y docentes ya que deberían
enseñar al niño a adquirirlo.
A
continuación se nombran una serie de criterios para mejorar el hábito de
estudio:
·
Programar actividades
·
Estudiar en el mismo sitio
·
A la misma hora
·
En un ambiente adecuado para el estudio
·
Apegarse a un horario definido a la
semana
·
No saturar al niño con muchas
actividades
·
Motivar los avances del niño
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